Las malos hábitos son difíciles de cambiar. El periodista y ganador del premio Pulitzer, Charles Duhigg decía en su célebre libro el El poder de los hábitos que los cambios pueden no ser rápidos y no siempre fácil, pero con tiempo y esfuerzo, casi cualquier hábito puede ser reformado.
La Asamblea Legislativa ha tenido hábitos cuestionables desde hace mucho tiempo. La opacidad y falta de transparencia han sidos algunos de los hábitos que han reinado en los procesos legislativos recientemente. No es la primera vez en este cuatrienio que se cierran las puertas del Capitolio o que se aprueban proyectos sin vistas públicas. En esta última sesión legislativa se pretendió enmendar sin vistas públicas ni participación ciudadana el Código Civil, el Código Electoral y el Código Municipal. Estos tres códigos rigen entre otras cosas el ordenamiento jurídico privado (Código Civil), como se llevan a cabo los procesos electorales (Código Electoral) y cómo se gestionan y funcionan los municipios (Código Municipal). Todos con gran impacto en la vida cotidiana de las y los puertorriqueños. Por esto, se le señala a los presidentes de los cuerpos Legislativos y a todos sus miembros la falta de transparencia y el poco ejercicio democrático que han mostrado en los pasados semanas en referencia a cómo se han gestionado estos proyectos. Al final – y después de mucha presión pública- dos de los tres proyectos no fueron llevados a votación y solo se llevó a votación el proyecto del Código Electoral.
La Asamblea Legislativa no puede olvidar que es electa por el pueblo. Que ignorar, cerrar las puertas y obviar todo tipo de participación ciudadana demuestra poco respeto a los electores que representan y a los principios democráticos que enuncia nuestra Constitución, la misma que juraron defender. La participación ciudadana en los haberes públicos es un principio básico de buena gobernanza y democracia. Los cambios a leyes tan medulares no deben ser una conversación entre unos pocos. Deben ser conversaciones donde todas y todos podamos vernos escuchados y representados. Los hábitos demostrados por esta Asamblea Legislativa tienen que ser reformados si queremos hacer frente a los problemas reales que tiene la isla. Una cultura de opacidad y falta de transparencia abunda a una mayor desconfianza de las y los puertorriqueños en las instituciones públicas. Es hora de hacer frente a las prácticas que nos atrasan. Es hora de cambiar estos hábitos.