El papel aguanta lo que se le escriba. Pero es en momentos como ayer, cuando un grupo de universitarios llegó hasta la Fortaleza para protestar por los recortes anunciados para la UPR, que la Policía tenía que haber demostrado que, en efecto, está inmersa en un proceso de reforma profunda y genuina. Tuvieron una gran oportunidad para demostrar que tienen la intención de transformarse en una uniformada comprometida con el respeto a los derechos humanos.
Pero fallaron. Una vez más, respondieron activando a la Unidad de Operaciones Tácticas sin justificación alguna, criminalizando así una protesta legítima y democrática. Incluso -si bien no hubo incidentes graves que lamentar como en ocasiones anteriores- ayer la Policía se excedió en el uso de la fuerza al rosear con gas pimienta a algunos manifestantes como se puede ver en la foto que acompaña este escrito, tomada por el fotógrafo Alex Díaz.
Espacios Abiertos es parte del Grupo Comunitario de Trabajo de la Reforma de la Policía (GRUCORPO), un colectivo muy diverso y amplio de personas, grupos y organizaciones que trabajan con distintas comunidades y que se unieron con el fin de asegurar la participación comunitaria y ciudadana en la Reforma de la Policía.
Sabemos que la Policía se encuentra trabajando una política de uso de la fuerza que guíe a sus miembros en los próximos años, algo que -insólitamente- no existía antes en la uniformada. También se encuentran trabajando en una orden general para la reorganización de la División de Operaciones Tácticas (DOT). Sin embargo, el mismo borrador de esa orden establece claramente que la “División de Operaciones Tácticas (DOT) será la unidad de trabajo responsable de brindar apoyo a los incidentes donde las otras unidades de trabajo no han logrado restablecer el orden público y la protección de los derechos civiles”.
Los hechos de ayer no justifican de forma alguna la activación de la Unidad de Operaciones Tácticas. No hubo incidentes que una cantidad razonable de agentes regulares no pudiera controlar.
Peor aún, la activación desproporcionada de la llamada ‘Fuerza de choque’ en una protesta de estudiantes desarmados e inofensivos, mina el ya bajo nivel de credibilidad de las comunidades en la Reforma de la Policía. Tras la exhibición de fuerza, es legítimo cuestionarse la verdadera intención de transformación de los altos oficiales de la Policía, que son los responsables de ofrecer directrices a los agentes y determinan qué unidades activar.
Tanto Espacios Abiertos como GRUCORPO aspiran a que la Policía de Puerto Rico se convierta en un organismo que pueda dar un verdadero sentido de seguridad solidaria a nuestro País. Siempre mediante el respeto a la diversidad y con mecanismos y procesos respetuosos de los derechos humanos. No vamos a esperar menos que eso de la Policía de Puerto Rico del futuro.